¡Que me devuelvan los 17 días de noviembre que no he vivido! Qué me devuelvan las horas en las que no fui consciente de que me hacía un poco más mayor y mucho más sabía. Que me devuelvan los ratitos que no tuve para mi.
Noviembre se va y yo no he sabido vivirlo ni sacarle el lado bueno de lo que es la antesala de la Navidad. Noviembre tiene los días contados. Se va habiéndonos dejado dos festivos entre semana, de esos que valoras, que te saben a gloria porque en el fondo todos sabemos que seríamos más productivos con un día menos de semana laboral y uno más para disfrutar de nosotros mismos.
Noviembre es ese mes en el que quieres que llegue porque si todo “cuadra” con un poco de suerte te plantas en un bonito puente aprovechando el tema de “todos los Santos” y esa extraña tradición de llevar flores a los que no están. Noviembre es un mes que por si solo no destaca; quizás por ser el más olvidado de los meses, hicieron la película “Noviembre Dulce” para que al menos Keanu Reeves y Charlize Theron nos recordasen que Noviembre puede ser todo lo dulce que quieras.