Relativiza

Aprende a relativizar, a des intensificar tu día a día, a quitarle adrenalina a los dramas.

Si sabes relativizar  ya tienes más puntos de tranquilidad y optimismo. Si relativizas ganas tú, eso que te quede claro. Relativizar es que nada es absoluto, «ni para tí, ni para mí». Es quitar importancia, banalizar, descafeinar el problema.

A relativizar se aprende observando y escuchando, sobre todo escuchando-TÉ. Se aprende empezando con tonterías del día a día para luego abordar temas importantes.

Relativizar es dar minutos al reloj, dejar la mente en blanco, resetear el cerebro.

Relativizar es aliviarse, es tener ese «don» de pensar, «eh, no pasa nada, de verdad, hay cosas más importantes».

Relativizar es una actitud, una respuesta, un estilo de vida, una introspección de uno mismo.

Empieza por tu día a día, ¡relativilízalo! ganarás en salud, pero sobre todo en tiempo, que al fin y al cabo, eso eso lo que nos falta. Tiempo

 

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Socorristas de vidas ajenas

Dícese de aquellas personas u animales sin demasiadas pretensiones por delante, solo con unas cuantas ganas de más de todo. Vitalistas, positivos y ante todo sabios.

¿Conoces alguien así?

Yo les defino como socorristas emocionales. Sabios vitales que te dan lecciones casi sin hablar. De los que admiras en silencio, de los que destacan entre los demás. Ellos se definen como gente normal, yo prefiero llamarles socorristas de vidas ajenas. Salvan sin querer y te reaniman a base de conversaciones absurdas y planes diferentes. Son los que aparecen sin llamar y tienen un don especial, que quizás lo consiguieron a base de caer unas cuantas veces más que tú. Por eso  ya saben a lo que se enfrentan nada más verte. Te diagnostican con un abrazo y te salvan sin preguntar.

Suelen ser un apoyo constante en todo ese proceso al que tú le llamas convulsión personal, pero que ellos te definen como puentes vitales.

Ellos no son conscientes de su doble profesión, pero tú los fichas a la legua 😉 No es necesario que recorras mundo para encontrarlos, realmente, ell@s ya están ahí, viéndote venir.

 

 

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El poder de cumplir años

Las mejores fotos, son las que captan el momento previo a la foto

 

Lo bueno de cumplir años y  de cambiar de década, es claramente la gestión de sacarse partido a uno mismo. Eso sí, hay que saber y hay que valer. Sobre todo valer, para echarle cara a todo o casi todo. Eso te lo da los años 😉

La ventaja de cumplirlos, es que si te lo has montado más o menos bien, sabes que ha llegado el momento de potenciar todo lo potenciable de ti. Desde lo más personal hasta lo profesional. A esto hay que añadirle un plus de seguridad, porque después de casi 30 años viviendo y sobreviviendo llega un punto en que las cosas te las ves venir. O al menos las intuyes. De ahí, que tu sexto sentido también se potencie; casi a la vez que tu rol de Drama Queen, porque no nos engañemos, los dramas absurdos siempre serán dramas para ti.

Desarrollas tu vena más creativa y tontuna para dar paso a tu universo Disney más real que nunca. Donde, por supuesto, tu perteneces a esa nueva generación de princesas (de cuento y no) dónde el amor de un hombre no te salva de absolutamente nada.

Pasas de actriz secundaria a principal de tu propia película vital (que ya iba siendo hora). El vestuario y maquillaje lo eliges tu independientemente de las tendencias. Decides cuándo rodarás tu próximo film o cuál será tu próxima actuación teatral. Porque los años, ante todo, te da tablas. Tablas para casi todo,aunque sean de rescate.

Por eso, el cumplir años no está del todo mal. Porque como decía ella; «quizás no tengas del todo claro qué es lo que quieres, pero sabes seguro que es lo que no querrás». Por lo que ve desempolvando ese vestido de fiesta y sal a la pista más real, divertida y fugaz en la que podrás bailar: tu propia vida.

¡Felicidades!

 

 

 

 

 

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Rodéate de personas que…

Rodéate de personas que:

-Te regalen una comida de fin de semana
-Un café express de tarde
-Una conversación interesante
-Qué te enseñen cosas nuevas
-Una risa contagiosa
-Un zumo por la calle
-Una pizza casera
-Un viaje inesperado
-Una anécdota para recordar siempre
-Una llamada de teléfono en el momento justo
-Que te lleven a un cine de última tarde
-Que te pongan un clásico Dinsey
-Qué te den su punto de vista más sincero
-Qué te evalúen con objetividad
-Que planifiquen un día para dos, tres y los que vengan

Que te escriban, que te piensen, que te digan todo y cada cosa que te potencie.Rodéate de personas que depuren tu alma, que te den alas, que rompan tus esquemas y que te muestren las salidas de emergencia a cualquier otro lugar.

Rodéate de gente sana emocionalmente, loc@s no diagnosticad@s y un amig@ guaperas que de vez en cuando te invite a bailar, rodéate de gente que te remueva por dentro que te quiera en la distancia y que te llame sin más.

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MadriZ

Muchos dicen que lo único que te falta es la playa. Y es verdad.

Frío helador en invierno, calor insoportable en verano. No entiendes de puntos medios y lo sabes. A veces empiezas nublado, rompes a llorar y por la tarde cuando se acerca la hora de salir vuelves a brillar, porque en el fondo los dos sabemos que cualquier tarde es perfecta para volver a pasear. Cada calle tiene una historia anónima por contar, cada bar una cita por llegar. Hablar de ti es hablar bien. Tenemos tantas anécdotas juntos que no sabría por donde empezar. A muchos les agobia tu estrés, el humo que desprendes y el aire que expulsas pero los que llevamos mucho tiempo contigo sabemos que en este caso no eres tú, sino nosotros.Te echado de menos en verano y te odiado en invierno. He renegado de ti los comienzos de año buscando playas dónde volver a empezar. Te he huido para para rea prender de nuevo y te he encontrado sin haber cambiado nada. Por que en el fondo, somos nosotros los que cambiamos. Los que con los años, nos gusta volver y revolver el lugar donde siempre quisimos estar; Madrid.

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No esperes nada

No esperes nada, de verdad. No pierdas el tiempo pensando, no le des vueltas, no te rompas la cabeza. Que no, que a estas alturas lo pasado pasado está, y el tiempo no está para que le recibamos sino para que le atrapemos. Recuerda que él siempre nos sacará ventaja. Lo mejor que puedes hacer es llenar tu tiempo a base de momentos.

No esperar nada, es ser más consciente de tí, de tu entorno. Es aceptar las cosas como vienen, es ser práctico, planificar según los acontecimientos, manejar el tiempo de forma eficiente y ejecutar la estrategia en el contexto y momento adecuado.

No esperar nada es estar abierto a sorpresas inesperadas y casualidades extrañas. No esperar es la tranquilidad del ahora por la inquietud constante.

Si vives tu vida sin esperar nada, quizás seas más feliz, vivirás más el ahora y menos el mañana. Tu cerebro alargará su «esperanza de vida neuronal» y tú sin saberlo, brillarás más. Estarás más radiante y menos preocupada, más viva y menos muerta en vida. Serás ejecutora de tus ahoras y no hipotecarás tu tiempo a las decisiones de los demás.

No esperes nada, de verdad.

 

 

 

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¿Cuántos destinos se cruzarán hoy en el cielo?

Hoy  en cualquier punto del cielo alguien empieza una aventura o una nueva vida en algún lugar del mundo. Hay personas llamadas pilotos que marcan nuestro camino en el cielo en forma de estela,velo de novia o de cualquier recorrido difuso que desaparece en cuestión de minutos.

Las mejores son al anochecer. Cuando el cielo tiene sueño y se torna entre amarillo, rosa y naranja para dar paso a la más absoluta oscuridad. Entonces siempre verás un avión pasar. Porque mientras tu tecleas, duermes, comes o bailas un avión atraviesa el cielo para cumplir los sueños de los viajeros, de los que saben que la palabra aventura está dónde termina el miedo y empiezan los sueños.

Se admiten apuestas sobre el modelo de avión que sobre vuela tu cabeza en este mismo instante o el destino al que te gustaría ir, y que por alguna extraña razón todavía estás en tierra esperando a que alguien te lleve de la mano hasta la mismísima puerta de embarque. No esperes, hazlo tú.

Volar da miedo, respeto, congoja o como lo quieras llamar, si eres de los míos te conocerás todo tipo de alternativas previas al ritual más meticuloso que harás en cualquier sala o baño de un aeropuerto. No te preocupes, que la suerte ya está echada y según las estadísticas el avión es el transporte más seguro. Ahora me quedo casi que más tranquila…

A veces me pregunto si el avión lo propulsa el queroseno quemándose o las miles de pulsaciones que por minuto salen en forma de latido de todas esas personas ansiosas por llegar a su destino. Hay una sensación que quizás nunca hayas reparado en ella, pero que aparece justo en el momento del aterrizaje, cuando a través de la ventanilla piensas: «Ya hemos llegado»

Por que no hay nada más complicado que ser piloto de sueños ajenos, porque no hay nada más satisfactorio que terminar cumpliéndolos todos.

 

 

 

 

 

 

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A vosotras, Aves Fénix

A vosotras, valientes y fuertes, grandes aves fénix que habéis aprendido a renacer de vuestras cenizas. Vosotras, que sin querer dais lecciones de educación, de saber estar y hasta de vida. Tener por seguro, que os estáis revalorizando sin saberlo, que los claroscuros del ahora darán paso a la más absoluta claridad que vuestros ojos hayan podido imaginar.

Que los puentes en los que ahora os movéis darán paso a la tierra más firme jamás vista, preparada para alzar nuevamente unos cimientos más sólidos, más fuertes y mejor preparados que antes. Vosotras, que a veces lloráis de más, y reís de menos, hay un plan de vida nuevo que os está esperando. Capitanas de vuestra vida, sé que ahora no lo veis, que estáis más centradas en como atravesar el puente con el temporal que desde hace un tiempo te sacude que de ver la tierra firme a lo lejos. Tened por seguro, que con el tiempo estaréis mejor preparadas para tormentas emocionales.

Vosotras, amiga@s, mujeres, almas vivas del ahora, de las que la vida no se les escapa porque saben que en cualquier momento puede irse, que hoy y todos los días sean un poco más vuestros, sean un poco más nuestros.

 

 

 

 

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Tu peor enemigo

 

No lo he descubierto ahora. Lleva ya tiempo detrás de tí y no te estás dando cuenta. No te culpo que a mi me pasa siempre, hasta que tomo conciencia de ello y le reto a un cara a cara. Últimamente lo hago casi todos los días, tenemos una lucha interna en la que siempre intento ganar, o por lo menos, pararle los pies. Sí, es tu enemigo. Quizás no lo pienses mucho, pero es cierto que el mayor de tus enemigos eres tú mismo. Fíjate:

-Te conoce a la perfección

-Controla lo que haces

-Te manipula la mente

-Te exprime y maltrata psicológicamente

Y lo peor de todo. No le ves. Vive en tu cabeza, en tus pensamientos más oscuros y catastróficos. En los que te hacen daño y aparecen sin más un miércoles al mediodía.

Combatirlo no es fácil. Siempre vendrá en tus horas más bajas, en tu tristeza más absoluta y en tu melancolía más cruel. Pero no nos vengamos abajo. Tú, amig@, superheróe y salvador de tu propia vida sabes como combatirlo, sabes como aniquilarlo pero sobre todo sabes que existe. La regla de oro para hacerle frente es tener consciencia de ello. Si tienes la voluntad y la perspicacia de juzgarte a ti mismo desde fuera con frialdad y objetividad, sabrás combatirlo, y lo que es más importante sabrás aniquilarlo.

 

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Elige tus batallas

Elige tus batallas. Las que puedas ganar o no. Sea cual sea el resultado siéntete satisfech@ por haber dado todo de ti en el campo de lucha. Elige bien, aunque no importa si te equivocas; hay tantas batallas vitales como años te queden de vida. Por eso, al principio solemos luchar en todas, no analizamos la situación ni planificamos la estrategia. Nos entregamos con todo y a todos.

Vuélvete selectiv@, el tiempo y las circunstancias harán que tu punto de vista cambie. Analiza la situación y ten presente el objetivo final. Si lo consigues no solo ganarás tu, sino todos los implicados en ella. Si por el contrario, las dificultades y adversarios externos intervienen en tu contra, ¡para! y plantéate de nuevo por qué sigues luchando. Si crees que hay un porcentaje óptimo de ganarla, ¡ve a por ella! No te sientas perdedor@ por abandonarla, a veces nosotros mismos nos cegamos demasiado.

A tu edad, la experiencia te ha dado el plus de ser más sabio, más analítico y a veces más paciente. Por eso, de haber pasado ya varias fases vitales. Así que te recomiendo que pares un momento y pienses si realmente, si esa en la que estás, es tu batalla o no.

 

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