La Familia

Porque hasta cuando no hay nada, siempre hay algo. Ellos. La Familia, como institución de tu vida, pilar de tu casa o salvavidas de tu propia vida. A veces, todo se reduce a un día con ellos, una buena comida o una tarde tonta de domingo.

En la familia se nace pero a veces, también se hace. Tienes suerte si dispones de las dos. Tú también eres afortunad@. Las mejores palabras, los mejores consejos siempre vendrán de ellos.

Expertos en tornar en luz los claroscuros, en devolverte a la vida y en recuperar almas perdidas. La Familia es eso, un bote salvavidas que navega junto a ti, por si la tormenta se complica más de la cuenta y sin darte cuenta encallas en algún lugar perdido del mar.

Da igual cuántas veces caigas o encalles porque ellos siempre se encargan de mantener el camino libre de piedras.

Cuánto más mayor te haces, más valoras lo que tienes y a quiénes están. Y esto, es quizás la respuesta a muchas de las cosas que te preguntarás.

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Almas libres

Yo también creo que sea un alma libre. De esas que en el fondo no tienen ataduras, independientes, volátiles, intensas. Que no esperan eternamente y se despiden en silencio.

Ser alma libre no es volar sol@, sino acompañad@ pero con independencia de los demás. Ese es quizás el verdadero amor. El más puro y sincero. El que nace de la libertad de uno mismo.

En primer plano; paloma alzando el vuelo. En segundo plano; las calles de Lisboa

Las almas libres pocas veces se encuentran, por que en el fondo siempre hay un@ más libertino, más impulsivo y más intenso que el otro. Y menos mal. Así, hay compensación de intensidades.

Las almas libres vuelan alto, a veces caen, más de las que debieran, pero esa, es quizás la contrapartida de querer vivir más en el presente que en el futuro.

A las Almas libres quizás se las vea venir más de la cuenta. Son extremadamente puras, sencillas, aunque con ciertos toques de complejidad extrema que ni ell@ mism@ entienden. No siguen un camino pautado, y la vida a veces se les queda corta por las ansias de inmensidad que tienen.

Supongo que con el tiempo se calman, vuelven a sus orígenes más pausados y menos convulsos pero con la misma identidad con las que siempre alzaron el vuelo.

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Ni blanco ni negro

La vida como una paleta de colores. Complicado si tú hombre/mujer de intensidad alta y contrastes quieres entenderlo.

Porque la vida no es ni blanco ni negro, tiene una espectacular gama de grises difícil de asimilar para radicales emocionales.

Tú, empática con los demás, precursora de oportunidades, de escuchar, pero sobretodo observar… y por supuesto entender casi todo. A la hora de la verdad, tus opciones son dos: o estás o no estás. Y eso, en determinados campos es cuanto menos ambiguo.

Dictadora de emociones y exigente en oportunidades. A veces, ni es blanco ni negro, ni es sí ni no, sencillamente es. Y bastante que es.

Por eso, entre decisiones precipitadas (o no) y preguntas A/B me doy ciertas licencias de no definir las cosas de no preguntar en exceso y sencillamente escuchar, pero sobre todo sentir.

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Personas estación

A lo largo de tu vida conocerás a personas de todo tipo. Unas serán fácilmente manejables y será genial ir con ell@s allá donde vayas. Otras sin embargo, serán más complejas de tratar. Lo mejor es saber hasta donde puedes llegar.

Por eso, a todas ell@s, las clasifico por estaciones.

A ti, primavera; Tenerte en mi vida es un resurgir constante de emoción. Sé que después de inviernos raros siempre tendré una mano amiga de la que cogerme. Las personas primavera irradian luz, brillan sin apagar a los demás. Altamente empáticas y dispuestas a sembrar todas las flores necesarias para que el camino sea más de rosas y menos de espinas.

A ti, verano; Hoy sé que son como maremotos. Cuando más tranquil@ estés se aparecerá con toda la frescura y energía que necesitabas para echar por tierra todos tus “yo nunca”. Las personas verano son potencialmente protagonistas de las mejores historias que recordarás una tarde tonta con primavera.

Otoño; sé que están ahí. Te apoyan, saben de ti y a veces hasta puede tornarse un poco invierno, un poco primavera. A ti, otoño, quizás te eche más de menos de lo que crees, pero sé que cuando nos vemos el tiempo sigue donde lo dejamos la última vez. Las personas otoño son como actores secundarios de la película. Sin querer ser ell@s protagonistas enriquecen la obra y hasta los domingos de té.

Invierno; Sabes que necesitan más luz que nadie y que pocas veces les podrás ayudar. Pues a veces, brillar, depende de las ganas que le ponga uno. Las personas invierno son bucles emocionales. Pasan más tiempo en el lado oscuro que en el lado más optimista de la vida. Hay que ser fuerte mentalmente para tratar con ell@s y evitar que la primavera que habita en ti se hiele en cuestión de segundos.  

Supongo que lo importante es saber dónde estamos y hacía dónde podemos llegar con cada estación. Porque al fin y al cabo tod@s somos un poco todas.

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Relato de un sueño

Tenía tantas ganas de salir, que cuando lo hice no formé gran tumulto. Sencillamente me fui, como quien llega por sorpresa y se va sin avisar.

Cuando tienes tantas ganas de escapar, a veces, no quieres ni celebrar.

Soy de pocas certezas y sí de muchas impresiones. Tener tan seguro algo, es perder por adelantado. Por eso, intento no suponer y menos sobretodo juzgar. Siempre fui más de observar.

Y finalmente me fui. Y hasta dudé de que fuera real. Me serví una copa de vino blanco. Dulce, siempre. Y brindé conmigo misma, porque cuando luchas en silencio y sin expectativas de victoria; cuando esta llega, estás tan en shock que solo puedes dejar que todo pase. Y pasó.

Porque

tarde o temprano

todo

termina

llegando.

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V e r a n o

Periodo de “obligado” descanso. Impás de tiempo donde todo es efímero. Donde “no hacer nada” es deporte nacional. Periodo de salir sin pereza y entrar cuando surja.

El verano como resurgir personal. Como transformación vital y todo lo que se relacione con tsunami emocional.

El verano como pretexto aceptado para comer rico, para comprar ese vestido que te hace brillar más o sencillamente descansar frente al mar.

El verano es la excusa perfecta para ralentizar todo. Aunque a veces, no sé si es el verano, tú o las circunstancias.

El verano como contexto perfecto para leer bien. Para potenciar tus valores o sencillamente tomar el sol mientras descifras la dirección exacta de las nubes.

El verano como una relación de amorodio crónica.

El verano como punto y aparte. Como un camino sin vuelta atrás cuya meta siempre serán todas esas historias inesperadas que con el tiempo te hacen crecer y a veces creer.

El verano como comienzo de todo o final de nada.

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Expansión

Según la RAE; Expandir, que se dilata, se ensancha. Desahogarse.

Estoy en ese proceso de expansión. En ese momento de «coge todo el aire que puedas para atravesar el ahora».

Expandirse es darse alas, una pista vacía, un billete solo de ida. Expandirse, es ver más allá de lo que acostumbras ver. Expandirse es volver a la esencia, para esta vez agarrarla con fuerza y que ningún viento en contra se la lleve sin darte cuenta.

Expandirse es un retroceder para avanzar con paso firme. Es encontrarse a uno mismo entre la multitud, la rutina y las superficialidades.

Expandirse es un «yo primero», que esta historia la cuento e interpreto yo. Nunca sabrás tu verdadero potencial hasta que te expandas. No hay mejor momento que atravesar tus fronteras mentales que ahora.

Expándete. Crece.

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El verano de tu revolución

Bienvenid@ al verano de tu revolución. Al «no eres tu, soy yo». Al volver atrás para recuperar la esencia y no la forma.

El verano es un break en el camino, es un “stop” para volver a elegir la ruta. Es un analizar para ejecutar diferente. Quizás, sea una oportunidad.

En el verano se descansa todo menos la mente, porque solo necesitas un horizonte infinito y brisa de mar para darte cuenta que la revolución ya ha empezado.

Estas son como los ciclos económicos; sabes que después de un valle inevitablemente viene un pico. Tu revolución.

Lo bueno de las revoluciones es que son como tsunamis internos que desmoronan todo lo que tienes para que puedas ordenarlo a tu gusto. Pues empecemos.

Coge aire y paciencia. Expándete. Gestiona los asuntos internos (tu ya sabes cuales son) y ten cerca una guía emocional, del resto, se encarga el tiempo y las casualidades.

¡Viva tu revolución!

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32

Ni te lo crees. Cumples años, otra vez y ya van 32 nueve de junio que te remueves por dentro un poco más para seguir creciendo. 32 y nada de lo planeado ha pasado como esperabas. Quizás haya sido mejor, porque los cambios se valoran a posteriori en forma de lección aprendida. Entonces bienvenido sea el destino, el karma o como lo quieras llamar que hace y deshace a su antojo.

Para alguien metódico y cuadriculado, el azar no es bienvenido. Por eso, a veces me destenso y veo la vida pasar mientras las casualidades se suceden. ¡Maravillosas casualidades!

Por eso, otro año más y ya van unos cuantos me propongo seguir fluyendo, evitar el camino estipulado y curiosear más allá de eso a lo que tu llamas límite. Me propongo a seguir aprendiendo a base de escuchar y observar, a analizar sin juzgar y redescubrirme sin pensar. El resto ya me lo sé, o eso creo yo saber.

32 y lo que queda por aprender.

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Bendita calma

Bendita calma. Maravillosa cotidianeidad. Ausencia de drama. Tu no lo sabes, pero es eso lo que necesitas. Te costará acostumbrarte, y pensarás que algo raro pasa.

Y te darás cuenta, que en la sencillez están los detalles y a veces tú.

Bendita calma, que no sacude cabezas ni pensamientos raros. Que no perturba porque todo fluye con armonía y dinamismo. Para tsunamis de emociones y tempestades raras que solo perturban para hacer del día a día una primavera anticipada incluso en invierno.

Bendita calma, que amansa los miedos internos, para que disfrutes, ahora sí del momento, del ahora.

Bendita calma a veces personificada que templa pasiones desbocadas y doma fieras enjauladas.

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