No te crees expectativas. No te las crees porque tendrás casi un porcentaje elevado de caer, y una caída sin protección duele. Lo peor que puedes hacer es crear un guion con los personajes y la historia ya empezada. No lo hagas. Lo máximo a lo que puedes aspirar es a ser un buen actor secundario.
Primero observa, tanto o más como el público al que te debes. No destaques, por lo menos por fuera sino quieres ser prejuzgado por las mentes (perversas o no) que te rodean.
Dedícate hacer tu papel, tu trabajo o lo que sea. No esperes palmadita, reunión, mail o café para repasos de guion, propuestas, alternativas varias. Te lo dije, no te crees expectativas, ni finales felices ni caminos de rosas.
Con el tiempo, en el mejor de los casos estarás en el cartel principal con los demás actores, en el menos malo, estarás indefinidamente en plantilla, hasta que te agotes o te agoten. Y en el peor de los casos, serás el perfecto intérprete por meses.
Míralo por el lado bueno, cada status tiene su responsabilidad. Seas trabajador- precario o no, becario o parado, en tú mano está que la obra sea un poquito mejor. Pero por favor, no hagas de la interpretación un drama. Dejémoslo (en todo caso) en una tragicomedia 😉
¡Ah! Se me olvidaba, si un día tienes la oportunidad, tal y como están las cosas, de cambiar de obra o aspirar a actor principal, acuérdate del actor secundario, del becario o del que como tú tiene las mismas o más ganas de que la obra sea un éxito. No lo olvides.