Hay nudos de garganta, de los que te quedan mud@ y por mucho que quieras hablar son tus ojos los que a veces deciden gritar. Es tan tensa la cuerda que se forma en las cuerdas vocales que, a veces, hasta tragar saliva puede doler.
Estos se forman sobretodo por situaciones de impacto que te dejan KO, es ahí cuando la mirada hace la función del habla, supongo que de ahí vendrá el dicho de “una mirada vale más que mil palabras”. Verdad, verdadera.
Luego están los que se forman en el estómago, la intensidad es casi igual o superior a los de garganta, con la diferencia que según como se manifieste a veces hasta te quita el apetito, yo siempre digo “no hay mal que por bien no venga”. Supongo que los nudos en el estómago es la consecuencia en la que tu cuerpo te avisa de que hay algo que está ahí, para bien o para mal.
Si es para bien, sabes que tarde o temprano una situación externa lo va a deshacer. Que tú solo tienes que esperar entre uñas mordidas, mirada vibrante y alguna otra que risa tonta. No pasa nada, bienvenid@ al espectáculo más divertido y quién sabe si patético de tu primera vez en algo. Ya soy fan tuyo por enfrentarte con tu estómago lleno de nudos emocionales.
Si es para mal. Respira.
Tómatelo con filosofía, cambia tu orden, busca una alternativa, un plan B, una salida de sábado noche. Busca y si no encuentras, no desesperes. Que todo llega. Eso dicen por ahí.
A veces el tiempo deshace los nudos que tu no puedes deshacer. Ya te he dicho el final.
Por eso cuando veo que es predecible los nudos estomacales o que noto alguno que aprieta más de la cuenta, lo analizo, lo disecciono y empiezo aflojar. Y espero sin desesperar a que el tiempo los ponga en su lugar.