No me gustan los finales, pero sí los comienzos. Sobre todo si por delante tienes 365 días nuevos por completar con ideas y planes por hacer. Ahí reside lo mágico de la Navidad, que tienes una nueva oportunidad para empezar de nuevo en todo lo que te propongas.
Fuera prejuicios e ideas preconcebidas sobre el 2019. Qué el camino se hace al caminar. Por lo que siéntate, respira hondo y deja la mente en blanco. No hay mejor forma de empezar algo que con paz mental. Los comienzos son para gente valiente, con actitud y voluntad por ser mejores en todo. Ell@s son los que se alzan contra todo pronóstico de no ser seguidos (ni falta que les hace) para gritar en silencio «¡Este es mi año!». Pues que así sea. Los comienzos son como un despertar laaargo de domingo, tu primer día de vacaciones, tu primera cita, tu primer día de independencia o tu primer viaje sol@. Eso, sí que es un buen comienzo.Dicen que los inicios son complicados, pero yo lo veo como un reto para superar el pasado y aprender del presente. Nada hay más emocionante que saber que te deparará los próximos 12 meses. Ni todo tan bueno ni todo tan malo, que lo que tenga que llegar vendrá en forma de lección por aprender.
Para el 2019, solo necesitas actitud, voluntad y unos días de vacaciones para empezar a lo grande, porque los comienzos, a veces, dependen de uno mismo. Y este es el secreto de todo.
Poco más se le puede pedir al nuevo año, esta vez de cifra impar, número de la suerte común y antesala del 20.
Pues eso, que ¡feliz comienzo de año nuevo!