He vendido mi alma al destino y en definitiva al 2018. He dejado mi presente en manos del karma para que haga de él el mejor de los futuros. Este año no hay listas que completar ni checks que añadir. Este año, brindo por los propósitos de los demás. La contrapartida de hacerte propósitos es que inevitablemente te decepcionarás si no los logras, por eso prefiero dejarlo al azar. Que si está de pasar, pasará. Este año, solo pido calma, sin prisas ni objetivos que cumplir. Este año, es solo mío. Lo bueno de no tener ciertas responsabilidades es que solo te rindes cuentas a ti mism@. Cuidado con la auto exigencia, planea por tu cabeza sin apenas darte cuenta.
Sin objetivos, ni metas límite por cumplir, solo tienes una opción. Confiar en la suerte, creer en el destino y en la capacidad más absoluta que tienes de hacer que este año sea especial por algo 😉
¡Lo será!