El desayuno está infravalorado. Muy poca gente se para en ese ritual, sagrado para algunos, que es el de tomarse su tiempo para desayunar, casi la mejor comida del día. De lunes a viernes los desayunos es la antesala a lo que será el resto del día.
El mejor desayuno viene acompañado de vitaminas, «grumitos» de chocolate flotando en la leche y aire fresco que entra por la ventana. Fuera móviles y tablets, que lo importante es cuánto baja el bote de galletas o qué le echo esta vez a las tostadas: aceite o mantequilla. Yo haría los desayunos eternos. Porque la sensación de plantearte que hacer con tu vida a primera hora de la mañana requiere más tiempo que sólo unos pocos minutos. Y es que le damos poco valor a ese primer pensamiento del día, cuando a veces es el pensamiento con más sentido común que tendrás.
Por eso cada vez me tomo más en serio el desayuno en casa, en calma con compañía o sin ella, pero tranquil@ que con el tiempo, nos van quitando eso, nuestro momento y horas de sueño. Así que, aprovecha ahora que puedes, el seguir dedicándole tiempo a lo que los expertos llaman la comida más importante del día o a lo que yo prefiero llamar el mejor momento del día.