Es peligrosa cuando se está en puestos de responsabilidad, cuando se gestiona un equipo y lo peor de todo cuando te crees que no eres ignorante. No hay nada peor que no saber reconocerlo.
La ignorancia puede darse en grados diferentes o pasar por todos ellos y observar entonces que el sujeto en cuestión padece una ignorancia gradual. Esta es la peor de todas. Porque te creces en tu “aparente saber hacer las cosas”, y tú (pobre de ti) sin saberlo. Te creces y regodeas en tu absurda sabiduría y un tu pésima gestión. Pero sabemos, que las circunstancias o tu “astuta inteligencia” te han puesto ahí. Pobre de nosotros, pobre de él.
La lucha es dura, pero confío en que el karma te haga el favor de quitarte esa ignorancia y rehabilitarte en ese, recuerda, “saber hacer BIEN las cosas”, que sí, que se puede. Lo que pasa es que hay querer y a veces ese “despertar ignorantil” tarda una infinidad. Por ese entonces los que te padecemos esperamos estar años luz de tu vuelta a la cordura, porque aunque se pueda esperar prometedora, preferimos no verlo ni saberlo.
Mientras tanto, nos haremos más fuertes, más sabios y aprenderemos a domar(te) ignorantes