Se acerca la treintena, y sin que ella se dé cuenta, la miras de reojo y expectante por si antes de que llegues a ella, tiene algo que objetar en estos pocos años que te quedan ya. Ella no lo sabe, pero tienes tú más miedo del que te crees a que esa “losa” llamada 30, caiga sobre ti. Sin miramientos, ni tiempos muertos ni salas de espera en los que poder decir: “¡me faltó hacer esto!”.
Por eso hace ya unos meses andas merodeándote a ti misma en busca de tus tres o cuatro metas a cumplir antes de que cierres los ojos y soples en forma de deseo los 30 que se tambalean sobre esa selva negra que espera ser devorada.
En tu contra tienes las circunstancias externas que hacen que tus objetivos se vean altamente modificables. Por eso, hazte con un plan B (no contemplamos un C, porque confiamos en el A de primeras), que pasa por abrir fronteras físicas, mentales y laborales. Que por si el viento se convierte en huracán que te pille en otro país, en otro lugar y con otro punto de vista.
Espero que llegues o hayas llegado a los 30 con la satisfacción de haber cumplido algún que otro propósito, sin haberte fallado mucho a tí mism@ y con la certeza de que estás haciendo lo que siempre quisiste hacer…o al menos estás en ello. Que empiecen los 365 días de tu vida más alucinantes. Felices 29.